jueves, 1 de octubre de 2020

ETAPAS DE UNA OBRA DE ARQUITECTURA


Por Roberto Marra

1.ANTES DEL PRINCIPIO

Construir una nueva edificación, tanto como ampliar o reformar una existente, es todo un desafío. Para el propietario, por la inversión que le demandará. Para el profesional, por la necesidad de generar una planificación de la construcción que le permita el mayor ahorro posible al propietario, sin bajar la calidad del resultado final. Y para los contratistas o albañiles, por la demanda permanente que recibirán de las otras dos partes involucradas en ese emprendimiento edilicio.

El propietario pone en juego no sólo su dinero, que puede ser el resultado de años de esforzado ahorro o la incertidumbre de una hipoteca a largo plazo, sino también las ilusiones de ver la obra concluída, lista para habitar, en el menor tiempo posible. Deseará intervenir en el proceso del proyecto de su vivienda, generándose habitualmente algunas divergencias con el profesional, que pueden ser producto de la incomprensión de los procedimientos constructivos, de las necesidades estructurales, del desconocimiento de los materiales, de la influencia de modas constructivas o de porfías estéticas derivadas de horas y horas buscando “modelos” en internet o en revistas “especializadas”.

En esos “encontronazos” entre los actores iniciáticos de la nueva obra, también el profesional suele aportar lo suyo. Posiciones rígidas sobre determinadas técnicas constructivas, o sobre tendencias estéticas, o sobre los materiales a elegir, cuando no también sobre las capacidades laborales de los que serán los constructores de la vivienda, habrán de ser obstáculos para una relación beneficiosa con el propietario.

El profesional debe tener la suficiente capacidad de comprensión de las cargas emocionales, las influencias publicitarias o las recomendaciones de amigos o familiares de su cliente, para lograr establecer una relación fructífera, que derive en una forma práctica de colaboración mutua entre ambos. Escuchar, es el verbo que debe predominar en este caso, para que la conjunción de expectativas y proyecto convierta las ideas, en realidades.

2.EL PRINCIPIO

De cómo se encare el proceso proyectual, dependerá la aplicación virtuosa en las obras a realizar. Para eso, lo mejor es, como dice perogrullo, comenzar por el principio. Esta cuestión variará de acuerdo a lo que se vaya a emprender, pero en general, hay que decir que el reconocimiento del lugar donde se ejecutarán las obras es primordial y básico.

Hoy día, esa es una acción que no necesariamente reequiere la presencia física del profesional en el sitio a intervenir, ya que se cuenta con la posibilidad de observarlo con esmero en forma remota, a través de una transmisión mediante video-conferencia, el envio de videos pregrabados o fotografías que perfeccionen los detalles más importantes que el profesional le requiera al comitente para encarar su proyecto con mayor precisión.

Si se trata de una obra nueva, sobre un terreno baldío o con una construcción existente que pueda o no ser utilizada para la concreción del proyecto, será primordial contar con los datos derivados de una mensura existente del lote de terreno o solicitar una nueva en caso de no contar con ella. Si bien esto podría pensarse como un “gasto extra” de dinero, es también un requisito que las autoridades municipales del lugar donde se ejecutarán las obras habrán de exigir, sí o sí, a la hora de las tramitaciones de los permisos de edificación.

Esa mensura permite conocer con detalle la existencia o no de irregularidades en las medianeras, las divergencias posibles con el uso correcto o incorrecto de ellas por parte de los vecinos colindantes, derivándose de ello las correciones que deberán realizarse para adecuar el futuro proyecto a esa realidad que la simple observación visual no puede mostrarnos con exactitud.

En los casos de reformas o ampliaciones de construcciones existentes, la necesidad primordial es contar con los planos de las mismas, para lo cual el propietario podrá recurrir a... sus armarios, o el profesional a la división de catastro de la municipalidad correspondiente, donde suelen guardarse copias. En el extremo de no encontrarse, se impondrá un relevamiento minucioso a realizar antes de cualquier otra acción. Y aún contando con viejos planos, ese relevamiento siempre será beneficioso para verificar si sus datos se corresponden con la realidad construida.

3.LA RECOLECCIÓN DE DATOS

En verdad, proyectar es el resultado de la necesidad de responder a las demandas del comitente. Tan sencillo como eso, tan complejo como eso. Por lo cual, después de contar con todos los datos del lugar a intervenir, de haberlo recorrido presencial y/o virtualmente, el profesional deberá emprender la elaboración, junto al propietario, de las bases programáticas de lo que habrá de hacerse. Esto es, en idioma sencillo, un listado de necesidades (reales o supuestas) que el propietario sugiera, tamizadas por las posibilidades técnicas y presupuestarias.

Las características del ambiente donde se encuentre la futura obra, sus especificidades barriales, el tamaño, las características y la disposición de los locales, las comunicaciones entre ellos, la disposición en una o varias plantas, las mayores o menores alturas, la orientación de las aberturas, el destino de uso de los espacios libres del terreno, son parte de un primer esbozo de la idea a concretar. Los materiales de las estructuras de sostén, de los muros de apoyo o de cierre, las cimentaciones a utilizar, serán otras primordiales notas para el desarrollo correcto del proceso proyectual. El tipo de techos, planos o inclinados, accesibles o nó, los materiales a utilizar para ellos, continúan en la lista, para ir acercándonos a una gruesa primera visión de lo que podría resultar factible de encarar para satisfacer lo demandado.

Habrán de agregarse a esos primeros datos, otros de mayor precisión, como los tipos de aberturas externas e internas, las iluminaciones y ventilaciones requeridas, los sistemas infraestructurales (abastecimiento de agua, electricidad, gas y eliminación de excretas), las mitigaciones de los efectos de las temperaturas ambientales, los tipos de pisos, las terminaciones de muros y cielorrasos, las disposiciones internas de los locales sanitarios (baños, lavadero), las características de las escaleras (en caso de que las haya), el amoblamiento de la cocina, hasta el infaltable “asador” o el “cuartito del fondo”. Todo deberá ser examinado hasta encontrar una congruencia entre lo requerido por el propietario y lo imaginado por el profesional. Y siempre será bueno contar, previsoramente, con propuestas alternativas, de manera de acercar soluciones anticipadas a las demandas imaginadas.

En ese momento, podrá decirse que el proyecto, está en marcha.

4.VER PARA QUERER

Visualizar lo que habrá de hacerse, es la parte que mayor demanda de ingenio le requiere al profesional. Mostrárselo a una persona que desconoce los códigos del dibujo arquitectónico, será lo que más dificultades pueda acarrear, si no logra expresárselo correctamente mediante la herramienta fundamental que dispone un arquitecto: el dibujo. Claro que esto, hoy en día, se ve facilitado por la existencia de decenas de softwares capaces de representar con calidad casi fotográfica lo que el profesional haya ideado para responder al “programa constructivo”.

Aquí será importante ir de menor a mayor, mostrando primero un bosquejo de la o las plantas, una visualización lineal de los cortes y las perspectivas del diseño (que pudiera ser, incluso, animado), pero que no incluya los detalles de materiales o colores finales, de manera de ir introduciendo al comitente en la idea general, responder a las dudas sobre las disposiciones generales y modificar lo que pudiera ser modificable, hasta alcanzar la máxima aproximación al ideal que antes se planteara en palabras.

Luego habrá de pasarse a una mayor definición de materiales y texturas, de aberturas y sombras, de recorridos virtuales o de aparentes “fotografías” de lo que sería la obra terminada. Allí se plantearán (o nó) nuevas demandas del propietario, que deberán sopesarse con todos los datos y bases que sirvieron para elaborar la propuesta, para consensuar una respuesta, de acuerdo a lo que técnica y/o estéticamente pudiera acordarse como lo más conveniente.

Una última correción, una nueva muestra del proyecto general y de los detalles, habrá de servir de “certificado” de aceptación mutua de lo proyectado, con lo cual ahora viene la etapa donde el arquitecto deberá elaborar el plano oficial de las obras y la tramitación del permiso municipal correspondiente. Es importante que el comitente conozca en detalle todo el proceso de la tramitación e intervenga también en él, porque casi siempre resulta largo y engorroso el camino a la aprobación del permiso, por causas burocráticas imposibles de dominar por el profesional, que es quien “pone la cara” ante el propietario, generalmente apurado para iniciar las obras.

5.ANTES DE COMENZAR

Mientras las tramitaciones siguen su curso burocrático, no se queda quieto el profesional. Es que ahora deberá ir elaborando la planificación para el desarrollo virtuoso de la obra, marcando los momentos para cada etapa, ordenando las pasos programados de manera de resultar allanado el camino a un buen final.

Un diagrama de tiempos, precisando las incumbencias de quienes participen en la construcción y estudiando los mejores procedimientos a seguir, estableciendo los comienzos y finales de cada sector de la obra, distribuyendo a los trabajadores en el tiempo, aún superponiendo las labores de distintos rubros, es lo que puede hacer mejorar los resultados del proceso a emprender.

Después, la elaboración de planos de detalles, hará más fácil la tarea de exponer lo requerido a los contratistas o albañiles. Nada sobra a la hora de mostrar lo que se pretende lograr, por lo que vale la pena no ahorrar en dibujos explicativos. Cimentaciones, aislaciones, muros y estructuras en general; columnas, vigas y losas; encuentros de muros y techos; apoyos de paredes y tabiques en contrapisos o entrepisos; dimensiones precisas de cada abertura; etc. Todo es conveniente imprimirlo en papel, para su futuro uso en la obra por parte de quienes la construirán.

Este será el tiempo también de elaborar un completo cómputo de materiales, de todos los rubros incluídos en la obra, lo que permitirá determinar los costos reales y las posibilidades de realizar acopios de aquellos elementos que más demandará la llamada “obra gruesa”, como arenas, cementos, piedras, granzas, hierros, viguetas, perfiles de acero, dependiendo del tipo de construcción del que se trate. También podrán ser acopiados elementos, como artefactos de baños, griferías, cerámicos para pisos y revestimientos, aberturas estandarizadas y otros.

6.EL INICIO

Una vez aprobado el permiso de obra, comenzará la tarea de replantear en el terreno lo expresado en los planos. Tratándose de una obra en un terreno libre de construcciones, comenzará por la delineación de los cimientos, sean cuales fueran su características. Zapatas corridas para muros, zapatas puntuales para columnas o platea de fundación, cada una determinada en base al estudio del terreno del sitio donde habrá de erigirse la construcción. En algunos casos se necesitará un específico estudio del suelo, para evitar “sorpresas” posteriores a la culminación de las obras, por asentamientos indeseables que pudieran derivar en grietas y hasta en hechos más peligrosos aún.

La elección de los materiales es otro de los puntos fundamentales para concretar una obra correctamente. Ahí entra en consideración la experiencia del profesional, pero también resulta conveniente tener en cuenta los conocimientos empíricos de los albañiles y contratistas, acostumbrados a manejar esos elementos y que cargan con datos que, a veces, no tienen los profesionales. No deben existir pruritos ni soberbias que puedan hacer ignorar semejante acumulación de saberes, lo que implica además una participación más activa en las decisiones por parte de esa fundamental “tercera pata” del proceso constructivo. Y tampoco debieran adoptarse la compra de determinados elementos llevados sólo por modas o influencias publicitarias, casi siempre malas consejeras.

Llegará, por fin, el comienzo efectivo de las tareas. Con ellas, darán inicio también otras dificultades, propias de las fallas humanas y materiales que, aunque todo haya sido estudiado exhaustivamente en lo previo, aparecerán, aunque sea en una mínima expresión. No será tiempo de paralizaciones ni desesperaciones, sino de estudiar y aplicar correciones que minimizen los daños y los retrasos. Nada será insalvable, porque para todo existe siempre una solución al alcance del conocimiento de los protagonistas del hecho constructivo.

7.EN OBRA

Durante la obra, lo importante será, además de proveer a los contratistas de los rubros que intervengan de los planos de detalles elaborados por el aquitecto, hacerles llegar los materiales en el momento que se demanden para la prosecusión correcta del diagrama de tiempos previstos para cada ítem. El profesional deberá participar en el sitio de construcción de manera periódica, ajustado a los tiempos de ejecución de cada etapa. Sus directivas están presentes desde el inicio, cuando les presentara las copias de los detalles constructivos y otras órdenes por escrito que forman parte indisoluble de las actividades que desarrollen los trabajadores.

Es bueno recordar que, en estos tiempos, se cuenta con comunicaciones instantáneas por medio de los teléfonos “inteligentes”, lo cual permite resolver a distancia las dificultades y las dudas que pudieran presentarse en los trabajos. Con ello y las visitas, el seguimiento permanente será ajustado a las necesidades reales y la productividad se elevará, mejorando los tiempos de ejecución y resolviendo con rapidez los eventuales inconvenientes.

No faltarán los cambios de último momento, surgidos por imperio de necesidades que el propietario que no hubiera podido preveer en la etapa del proyecto. Eso deberá tomarse con la necesaria calma, haciendo un estudio de las soluciones alternativas, que tiendan a mantener lo más posible la estructura del diseño implementado desde el principio, para satisfacer, tanto aquellas previsiones, como las imprescindibles respuestas a las nuevas demandas.

Cuando llegue la hora de la intervención de los gremios de las instalaciones sanitarias, eléctricas, de gas y otras, habrá de observarse con especial cuidado el cumplimiento de lo planificado en esos rubros, la complementariedad con quienes realizan los trabajos de albañilería y la verificación de las calidades de los materiales utilizados y sus disposiciones en la obra. Para ellos también habrán de contarse con copias de planos de cada una de esas instalaciones, las cuales podrán ser confeccionadas, en algunos casos, por los propios instaladores.

8.EL FINAL

Las terminaciones son, a la sazón, la frutilla de ese “postre” constructivo que esperamos durante tanto tiempo que se elaborara. Por eso mismo deben ser tenidas en cuenta como muy especiales en sus correspondencias con el diseño previsto. Allí la calidad de la mano de obra resulta fundamental, lo cual significa que, sin dejar de considerar la parte económica, se disponga de la necesaria flexibilidad para que los resultados no sean frustrantes. Son, en definitiva, los materiales, las superficies, las texturas y los colores que habrán de acompañar a los habitantes de la obra terminada durante muchos años.

En los detalles está la obra, porque ellos serán los observados con detenimiento por propios y extraños. Cocina y baños, son los dos tipos de locales donde más se acentúan las visualizaciones de esos detalles (aunque no los únicos, claro), por los artefactos y los muebles que allí se disponen necesariamente. Podría resultar interesante que exista una relación estética entra esos ámbitos, al menos en el uso de materiales o las formas adoptadas, como para dar una idea de totalización de la obra, una manera de mostrarla como un hábitat unificado.

Ya con la obra culminada materialmente, llega el momento de pensar en habitarla, de llenarla del confort derivado del mobiliario, otro tema sobre el que conviene asesorar y consensuar con el propietario, tratando de exponerles las variantes que pueda disponer para hacer de la decoración un acto perdurable y con correspondencia a la estética adoptada en general para toda la obra. Aquí se repite el concepto de no dejarse arrastrar por modas o publicidades engañosas, que pueden terminar en adefecios imposibles de mejorar sin un gasto muy alto para sus posteriores reemplazos.

9.DESPUÉS DEL ¿FINAL?

Aquí pareciera terminar todo. Pero la arquitectura no es un hecho estático ni definitivo. Llegarán necesidades impensadas, requerimientos indeseados, ampliaciones sorpresivas, que harán necesaria la nueva participación del arquitecto en aquello que parecía definitivo. Allí estaremos, otra vez, para recomenzar esa extraordinaria y esencial experiencia humana que resulta ser la construcción de sus hábitats y, con ello también, la concreción de sus sueños.

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