sábado, 19 de febrero de 2022

LA ARQUITECTURA INÚTIL

Por Roberto Marra
 
Hay una disputa “fálica” en la arquitectura. Edificios cada vez más altos, más lujosos, más inhabitados. Puro solaz para las corporaciones que sólo intentan mostrar poderío. Inútil vanagloria de los estudios de arquitectura que embolsan millonarios aranceles. Muestras obscenas de la profundización de las desigualdades sociales, llevadas al paroxismo. Negocios espurios por doquier, estafas fiscales inmorales, “retornos” desprovistos de todo prurito. Por esos ríos de imbecilidades arquitectónicas se van las necesidades de los millones de seres humanos desprovistos de un miserable techo para sus dignidades mil veces vulneradas. Construir, construir y construir, sin destino cierto ni más razón que el engrosamiento de las cuentas bancarias de empresarios y funcionarios venales. Mientras allí abajo, a los pies de las fastuosas torres de la irreverencia ambiental, se arrastran los restos de una sociedad partida y desilachada, convocando a la felicidad de los únicos beneficiarios de este festín de hormigones y cristales vacíos, la muestra más acabada de un sistema que se consume a sí mismo.

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